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Educacion y Gasto Social

 

La inversión social en educación... es un gasto?

Considero indispensable definir los conceptos que conforman esta frase, que a simple vista, puede sugerirnos infinidad de acepciones, según el lugar desde donde realicemos nuestro abordaje.

Si nos remitimos a la más neutral de las definiciones de cada término, observaremos lo siguiente:

Eficiencia: Virtud y facultad para lograr un efecto determinado.  Acción con que se logra este efecto.

Gasto: Acción de gastar.  Lo que se ha gastado.

Social: Perteneciente o relativo a la sociedad o a las contiendas entre unas y otras clases.  Perteneciente o relativo a una compañía o sociedad, o a los socios o compañeros, aliados o confederados.

Educación: Dotar al hombre de los medios necesarios para que convierta sus facultades físicas, afectivas, intelectuales y morales en un instrumento de felicidad para sí y para los demás.  

En síntesis, el significado de la expresión "la eficiencia del gasto social en educación" significaría la virtud y facultad para lograr un efecto determinado, es decir, por la adecuación práctica de los medios disponibles, a la acción de gastar en la consecución de objetivos determinados y tendientes a dotar al hombre de los medios necesarios para que convierta sus facultades físicas, afectivas, intelectuales y morales en un instrumento de felicidad para sí y para los demás.

En otros términos, podríamos decir que la eficiencia en el gasto social en educación, estará dada por la optimización de los recursos existentes que se destinan al desarrollo de todos aquellos aspectos científicos, técnicos, tecnológicos y humanos necesarios.

Y es en este punto, donde surge la Primera reflexión: ¿Hasta qué punto, y con qué fundamento, se considera “gasto” a la aplicación de recursos, cualesquiera que fuese su característica (humano, científico, económico) a un aspecto social?. 

Tal vez, el primer error que cometemos al implementar una acción dirigida a este sector, sea el de considerar que realizamos un gasto y no una inversión.

Desde esta perspectiva, diremos que la eficiencia, estaría dada en la optimización de los recursos que destinaremos a la realización de nuestro propósito.

Indudablemente, cualquier propuesta que se realice, tanto desde el plano teórico como desde el práctico, deberá poseer no sólo el consenso de aquellos que participarán de la misma, sino también deberá contar con una gran cuota de conciencia individual y social que disminuirá los riesgos con que cuenta toda idea en la cual los recursos económicos son parte primordial de su concepción y desarrollo.

Esto significa que la elaboración de proyectos o programas tendientes al desarrollo o asistencia social, deberá ser elaborado por distintos especialistas, los cuales desde una perspectiva integradora e interdisciplinaria realizarán cada uno su aporte para la consecución del logro del objetivo y de la mayor eficiencia de los recursos de los cuales se disponga, ésto sin olvidar el concurso de aquellos a quienes estará dirigida la acción, dada la importancia que reviste su opinión en tanto destinatarios.

En realidad, las cuestiones culturales, sociales y económicas se hallan íntimamente relacionadas, dado que los progresos culturales, científicos o tecnológicos que se realicen, indudablemente redundarán en progresos económicos a mediano y largo plazo, por tanto es que hablamos de inversión y no de gasto, pero dentro de esta concepción, debemos tener siempre presente que los planes que originaron este progreso, deber ser proyectados y elaborados en el marco de una política educativa y social coherente con las políticas de desarrollo global de una comunidad o país.  

Muchas veces nos encontramos con que a pesar de los grandes esfuerzos realizados y de las enormes inversiones económicas que implican los planes de acción social, los resultados no son los previstos, y las partidas presupuestarias se agotan mucho antes de haber logrado los objetivos.  En esos momentos cabe considerar acerca de cual era el conocimiento real que se tenía de la situación sobre la cual se obraba (Diagnóstico), y de la identificación que sentía en relación a dichos objetivos la comunidad sobre la cual se accionó(Estrategias de intervención). Es dable esperar que la respuesta a muchos de los inconvenientes que surgen y al fracaso de los planes ejecutados, se halle en esta reflexión. 

Esto sin desmedro, de aquellos programas que se planifican y ejecutan en total divergencia con los planes de las políticas de desarrollo globales, de modo tal que aún cuando sus resultados sean los previstos, los progresos o beneficios del mismo no hallan cabida ni inserción en las distintas áreas tanto económicas como socio-culturales-científicas de la sociedad en su conjunto.

En todas estas reflexiones, subyace una idea que es necesario explicitar:  El establecimiento de programas de desarrollo equitativos, implica necesariamente una evolución de los sistemas de educación.

Lamentablemente, muchas veces los sistemas educativos en países como el nuestro, son copias caras de sistemas propios de los países industrializados, por tanto resulta imprescindible reorientarlos en función de las características culturales y con el objetivo de adquirir conocimientos coherentes con las políticas generales de desarrollo económico y social de nuestro país. 

Aquí surge un planteo que no es nuevo:

¿ En qué forma y hasta qué punto inciden los resultados de la enseñanza sobre el proceso económico?

Es una realidad que ninguna sociedad posee los recursos suficientes para satisfacer los deseos de todos sus miembros.  Desde la perspectiva económica se plantea el problema sobre esta realidad  y se intenta arbitrar los medios que determinen cuales son las necesidades que deben ser atendidas y cuáles quedarán descubiertas, es decir, se establecen criterios acerca de las diferentes alternativas para el empleo de los recursos existentes.

No debemos olvidar que no sólo debemos educar para satisfacer con la propia actividad las necesidades de alimentación, vestido y salud, sino que a través de la educación el individuo y la comunidad logren sentirse responsables del desarrollo individual y social, generando de esta manera los mecanismos tendientes para el logro de dicho desarrollo.

Estos cambios en el modo de abordar la problemática social y económica de nuestro país, tiene un doble objetivo: por un lado, acceder de manera más rápida a un desarrollo independiente y por otro lado, mantener, revalorizar o reencontrarnos con nuestra propia identidad cultural.  No alcanza con reconocer la importancia de la dimensión cultural del desarrollo, sino que hay que avanzar y tomar conciencia de que el reconocimiento de nuestra identidad cultural aunado a la movilización social, es parte constitutiva de nuestra independencia y desarrollo nacional.

Esto significa que cualquier actividad que se desarrolle en la escuela o en el sistema educativo en su conjunto, ya sea una clase dictada por el docente, un recreo, un taller abierto a la comunidad, una propuesta de recreación deportiva, una reunión de padres o actividades coordinadas con instituciones barriales tendientes al desarrollo socioeconómico de esa comunidad, tienen una dimensión socio-económico-cultural, ya que por un lado se brinda un servicio educativo, pero por otro lado, se plasma en acción el principio de igualdad de oportunidades y acceso, propiciando de esta manera el desarrollo de conductas económicamente beneficiosas que a mediano y largo plazo disminuirá la necesidad de implementación de programas de asistencia social. 

Como se desprende de lo antedicho, la eficiencia del gasto social estará dada no solamente en función de una mejor administración financiera de los recursos que se destinen al plan social que se ejecute, sino, y en mayor medida, en la acertada elección de las estrategias globales de desarrollo y de elección de dichos planes y recursos, de modo tal que la inversión realizada evidencie sus resultados en conductas de progreso y desarrollo de la comunidad y por ende, del país.

Esto significa que cualquier aplicación conveniente y racional de un recurso mal escogido, no necesariamente determinará  su real efectividad, dado que aún cuando el mismo haya sido eficazmente administrado, no habrá sido utilizado eficientemente.  

Esta situación disminuirìa sus riestos, si la etapa inicial de diagnóstico se realizara en profundidad y con todo rigor científico, teniendo clara conciencia del modelo de desarrollo en el cual se inserta y los objetivos que a corto, mediano y largo plazo se desea lograr, tanto a nivel nacional como regional y si las estrategias de financiamiento y de distribución de recursos se establecieran sobre la base de decisiones políticas sustentables y consensuadas.   

 

Fuentes Bibliográficas:

·       Circular Nº 20/ Octubre de 1986 - Dirección Gral. de Escuelas y Cultura de la Pcia. de Buenos Aires.  Dirección de Psicología y Asistencia Social Escolar.

 ·       La Educación No Formal como concepto. UNESCO. Perspectivas. Vol. III - Nº2 - 1978

 ·       Planeamiento del Aprendizaje en la Escuela de Nuestro tiempo.  Hansen, Jorge. Edit Estrada - 1973

 ·       Enriquecerse juntos: imágenes del orden internacional en la educación. Revista Perspectivas. Unesco. Vol. II N 2 - 1982

 ·       Educación, valores y crisis. Juan C Tedesco. Cuadernos del Congreso Pedagógico. Nro. 3 Eudeba - 1987

 ·       La educación y el hombre argentino. B. Braslavsky. Cuadernos del Congreso Pedagógico. N 3 Eudeba - 1987 

·       Papel de la historia en el marco científico de la educación.  Elida de Gueventter.  Artículo.

 ·       Educación popular y escuela pública.  B. Braslavsky. Cuadernos del Congreso Pedagógico. Nº 4 - Eudeba 1987

 ·       Polémica sobre cultura y sociedad.  Leopoldo Zea.  Ponencia

 ·       Algunas precisiones sobre la Educación Permanente.  Gilda L. de Romero Brest.  Ficha. 1976

 ·       La Educación No Formal como concepto.  M. Grandstaff. Revista Perspectivas. Unesco . Vol. VIII - Nº2 . 1978

 ·       Estrategias y factores limitadores en la planificación de la Educación de carácter No Formal.  Revista Perspectivas . Unesco . Vol. VIII  Nº2 . 1978

 ·       Frontiers of out-sochool education. A. Callaway- en C.S. Brembeck y T J Thompson- New strategies por educational development: a cross-cultural search for non-formal alternatives. p 16- Lexington Books- 1973

 ·       Rutina y Organización escolar.  Silvia Kremenchutzky. CIE. 1982

 ·       La formación docente.  Gastón Mialaret. Cap. II -

 ·       El compromiso argentino - Julio Gottheil - Edit. Paidós - 1969

 ·       Planeamiento Educativo - Rolando Gioja - Edit. Paidós - 1º Edic. - 1980

 ·       Organización y Administración Escolar - Lourenco Filho - BCP - Edit. Kapeluz - 14º Edic. - 1985

 ·       El mundo en devenir - UNESCO - 1978 

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Última modificación: 05 de Julio de 2002                                                                                                                      
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